Pasos de compra
1.-Da clic en “agregar al carrito”.
2.-Llena tus datos de nombre y correo electrónico.
3.-Da clic en “comprar” (espera unos segundos, serás redirigido a la página de paypal)
4.-Dentro de Paypal puedes pagar rápidamente tan solo llenando tus datos y listo o puedes crearte una cuenta si lo prefieres.
5.-Disfruta de tu libro el cual llegará al instante a tu correo electrónico no olvides revisar también tu correo no deseado o spam
6.-Para cualquier duda o problema contáctanos mediante mensaje de whatsapp
+52 2201406665, email
libroendigital.com@gmail.com, o chat en línea, te atenderemos con gusto.
Descripcion
Por fin he escrito mi novela más importante. Alberto Vázquez-Figueroa Un valiente alegato contra la pobreza, el hambre y la injusticia.Ochocientos cuarenta y dos millones de personas en el mundo no tienen suficiente para comer. La desnutrición mata a más de dos millones y medio de niños cada año. Sesenta y seis millones de niños van todos los días con hambre a la escuela. Alberto Vázquez-Figueroa pone el foco en el mayor problema de la humanidad, el hambre, en esta novela extraordinaria que es un valiente alegato contra la injusticia, la pobreza y las indignantes desigualdades que toleramos a diario. Los personajes que conquistaron a miles de lectores en su best seller Medusa vuelven a desfilar por las páginas de Hambre, cuya acción transcurre entre la indiferencia de los países occidentales y la desesperada miseria del África subsahariana.«No sé si esta será mi mejor o mi peor novela, pero es la única que debería haber publicado porque gran parte de mi vida la dediqué a escribir sobre el tráfico de esclavos, la explotación infantil o el hambre que mata a millones de niños africanos, pero nunca comprendí que muchas de esas muertes podrían haberse evitado. En regiones arrasadas por devastadoras sequías aterrizan aviones cargados de arroz, maíz, harina o lentejas, alimentos cuyos destinatarios jamás podrán digerir si carecen de agua. Lo que se consigue no es disminuir el problema sino multiplicarlo: pero cuando yo estaba en África no me daba cuenta. Cuando llegue al desierto tenía doce años, y me avergüenza haber tardado sesenta y cinco en comprender que resulta posible alimentar a esos millones de hambrientos con mucho menos esfuerzo y un poco más de sentido común. No es cuestión de hacer milagros, sino de utilizar unos medios que la naturaleza ha puesto a nuestro alcance y que están deseando ser aprovechados».
Opiniones Hambre Alberto Vázquez-Figueroa