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¿Doctor o verdugo? M. L. Estefanía

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Descripcion


El jinete que caminaba lentamente por el centro de la calzada, hundiéndose hasta los tobillos en el polvo, miraba en todas direcciones. A la puerta de las casas y de los establecimientos había personas apoyadas en el quicio de las puertas. Antes de llegar a la altura de alguna de esas puertas, aparecía otra persona para mirarle, lo que indicaba que esa segunda persona había sido llamada. Por fin, el jinete se detuvo frente a un letrero, sobre una puerta, que decía ser hotel. Y a la puerta, curiosa, había una muchacha joven, que sonreía. Sin salir de la calzada ni subir los escalones que separaban ésta de la entrada al hotel, preguntó: —¿Empleada? —Dueña.

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