Caprichos del destino Fidel Prado

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Descripcion


La diligencia que hacía el recorrido de Sur a Norte, para morir en los pueblos solitarios faltos de comunicación en la parte del Llano Estacado, había detenido sus sudorosos caballos ante el puesto de recambio en la plaza principal de Albuquerque. Vehículo fuerte, pero pesadísimo, de recios costillares, alta baca y ruedas enllantadas en hierro, era capaz de resistir las más duras jornadas, aunque sus ocupantes más sensibles llegasen con los huesos molidos a sus puntos de destino. El vehículo se detuvo entre un estrépito de campanillas, piafar de caballos sudorosos y maldiciones del barbudo mayoral, que, en cuanto a frases pintorescas, agresivas y malsonantes, era una verdadera enciclopedia del Oeste.

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La diligencia que hacía el recorrido de Sur a Norte, para morir en los pueblos solitarios faltos de comunicación en la parte del Llano Estacado, había detenido sus sudorosos caballos ante el puesto de recambio en la plaza principal de Albuquerque
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