Batidores y cuatreros Fidel Prado

Elige el Formato:

More details

  • PDF
  • EPUB (KINDLE)


Envío GRATIS a tu correo electrónico o mediante enlace de descarga


Pago 100% SEGURO ya que solo utilizamos Paypal por lo tanto no almacenamos datos financieros.


Si eres escritor y quieres publicar tu libro o si crees que infringieron tus derechos de propiedad intelectual contactanos Aqui.


Por ser contenido digital no se aceptan devoluciones salvo en algunas excepciones, conoce más Aqui.

Libros Relacionados

Pasos de compra


1.-Da clic en “agregar al carrito”.
2.-Llena tus datos de nombre y correo electrónico.
3.-Da clic en “comprar” (espera unos segundos, serás redirigido a la página de paypal)
4.-Dentro de Paypal puedes pagar rápidamente tan solo llenando tus datos y listo o puedes crearte una cuenta si lo prefieres.
5.-Disfruta de tu libro el cual llegará al instante a tu correo electrónico no olvides revisar también tu correo no deseado o spam
6.-Para cualquier duda o problema contáctanos mediante mensaje de whatsapp +52 7443135035, email libroendigital.com@gmail.com, o chat en línea, te atenderemos con gusto.

Descripcion


Un jinete a galope desbocado enfocó la senda que se internaba a modo de calle por el poblado de Minera, a no muchas millas de la divisoria de Méjico. El jinete, joven, cetrino, de ojos negros y brillantes, labios abultados, piel tostada y bigote negro recortado, acusaba en sus rasgos su origen mejicano. Si algo le faltaba para denunciar su raza bastaba echar un vistazo a su bolero de terciopelo negro con botones de plata, su pantalón acampanado por el remate de las perneras y sombrero de paja picudo y de ala grande y redonda, con los ribetes vueltos, para comprender que no llevaba en sus venas una sola gota, de sangre americana. Al enfocar la calzada emitió un alarido vibrante y modulado; su vibración alcanzó el poblado de punta a punta y en las chozas de moreno adobe, de un solo piso, que componían el poblado se produjo un revuelo terrible. Era la hora del mediodía, un mediodía caluroso, de sol abrasador; el cielo era de un azul índigo fulgurante y el astro rey abrasaba el polvo diluido de la calzada y quemaba el adobe, transpirando hacia el interior de las casas el calor asfixiante que reinaba fuera. Por ser la hora del mediodía los habitantes del poblado se hallaban sentados a la mesa dispuestos a devorar sus tortillas de fríjoles, los pedazos de torta morena y apurar la amarga tequila. Aquel grito del jinete que avanzaba fue como la campana de la iglesia tocando a rebato para anunciar un incendio.

Opiniones Batidores y cuatreros Fidel Prado

Reseña

Escribe tu propia reseña

Batidores y cuatreros Fidel Prado

Batidores y cuatreros Fidel Prado

Un jinete a galope desbocado enfocó la senda que se internaba a modo de calle por el poblado de Minera, a no muchas millas de la divisoria de Méjico
TOP