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Descripcion
Me siento tan sola…Enciendo la pantalla de mi ordenador y no encuentro nada más que información. Estoy recluida en mi cuarto por voluntad propia. No soporto a mi padre tan autoritario, controlador, egoísta y mentiroso. Acabo de perder a mi madre de muerte natural, aunque yo sabía que eso no era cierto. No es que mi progenitor la matara con algún veneno o la disparara un tiro, fue con su forma de tratarla lo que la ha destruido. Ella se casó muy enamorada y no pongo en duda que él también, pero con los años ese amor tan profundo que se tenían se fue deteriorando. Madelen sufrió lo indecible para que nunca desapareciera, ese estado de pequeñas dosis de felicidad. Jamás lo consiguió. Jeff mentía constantemente sobre sus idas y venidas saliendo al extranjero por trabajo. Su forma de ser, era siempre engañar, aunque fueran cosas insignificantes que no tenían ningún valor, no dejó de mentir y la rechazó miles de veces como mujer, cuando ella tan emocionada trajo al mundo a dos hijos, pero a él eso de nada le sirvió, más que para seguir maltratándola psicológicamente e infravalorarla, hiciera lo que hiciera, nunca estaba contento. La pobre sufrió indeciblemente y aguantó por nosotros. No era mal padre en el sentido de pegarnos, aunque si obsesivo por meterse en nuestras vidas. Ella sabía que el estatus social que alcanzaríamos con él sería superior. Aguantó lo indecible y poco a poco ese amor tan puro y desinteresado se fue convirtiendo en desamor, y en los últimos años en rencor, porque no era justo que la vida la hubiera estafado con un hombre al que quiso con todo su corazón y que se convirtió en su peor enemigo.
Opiniones No pierdas la esperanza Ana María Martínez de la Riva Molina